Z con Z

 Desde que te conocí supe que tienes un morral

como yo, que nos identifica;

Te sientas en una piedra de tu camino, lo abres y...

te encuentras. Cuando eso ocurre, te yergues y

arrancas en Fa, para seguir buscando.  

Igualmente se que tienes tu Cofre del Tesoro y

muchas noches de luna te han visto en la playa

frente al mar, sentada, contemplando el ir y venir de

las olas suaves empapando la arena

para intercambiar su tibieza solar con su marinería

salada ensolada y enlunada.  

Miras el lucero en ese cielo sin nubes y abres tu

Cofre del Tesoro, diferente a tu morral ¡Tú sabes lo

que contiene! ¡De eso te nutres!   

Al abrirlo, el perfume conocido te envuelve,

mezclado con su madera, y el aroma es de

frutas que tú amas, de flores, que tú

conoces, de esencias, que tú sueñas,

ellas te recrean, te envuelven. Detienen el

tiempo y tu mente para hablarte, para

sugerirte o simplemente  para mimarte y

que tengas la certeza  de reconocerte en

tus luchas y en tus aprendizajes, los que

fuiste guardando para no olvidar tu

camino en ese reciclaje interminable para

alcanzar esta Autenticidad que te define y

te enorgullece porque tu ego crece en

positivo, como te dijo un Maestro y se

regala sin orgullo, sin soberbia, sin

pedantería, con el don de ti misma    Cofre del Tesoro de TODA tu vida,  Se quien eres, como eres, por qué eres,

para qué eres    Están los cómo y los por qué, los para qué

y todos los cuando. Inquietudes, logros, renuncias, siembras,

cosechas, caídas, tropezones,

Pensamientos y acciones, palabras bien o

mal dichas, dudas...   Siempre al abrirlo te solazas al ver como

espejado esos dos seres de  Ese Yo Soy Auténtico de caverna y

estrella, de huracán y de arroyo,  Contienda y arrullo en ese mismo ser.   Cierro mi  Cofre cuando el Sol se asoma y

lo oigo cantar la despedida

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